martes, 27 de septiembre de 2011

Sucedió en la ONU: Abbás parió un ratón y Netanyahu le puso en evidencia





Estaba todo el mundo pendiente del discurso de Mahmud Abbás, que como todo hombre de paz tiene nombre de guerra (Abu Mazen), y resulta que el líder palestino parió un ratón mendaz, irredentista y acusica. A Benjamin Netanyahu le aplaudieron mucho menos, la Ministrini no se dejó emocionar por sus palabras; pero es que él fue a soltar verdades, no a que lo jalearan.

De primeras, el halcón Netanyahu recordó que Israel lleva 63 años tendiendo la mano en son de paz; desde su mera fundación, pues, que pudo conllevar la del Estado palestino pero no lo quisieron así los líderes árabes, empezando por el muy nazi muftí de Jerusalén, Haj Amín el Huseini, que en aquel 1948 desataron una guerra de exterminio con la consigna de arrojar a los judíos al mar. Los judíos no se dejaron y, desde entonces, cuando en Israel celebran el Día de la Independencia los palestinos lloran la Nakba, como catastrófico rememoró Abbás.

Acto seguido, el premier israelí expresó sus mejores deseos para con los pueblos de Egipto y Jordania –los únicos países árabes que, a día de hoy, han firmado acuerdos de paz con el Estado judío–; Turquía –con "respeto" y la "buena voluntad" que le falta a Recep Tayyip Erdogan–; Libia y Túnez –con "admiración hacia aquellos que tratan de construir un futuro en democracia"–, el resto del norte de África y la Península Arábiga –"con los que queremos forjar un nuevo inicio"– y Siria, el Líbano e Irán, "impresionado con el coraje de quienes luchan contra la brutal represión".

Pero, muy especialmente, tiendo mi mano al pueblo palestino, con el que pretendemos alcanzar una paz justa y duradera.

Abbás, en cambio, aparte de hacer la pelota a Ban Ki Moon y al presidente de la asamblea que le estaba escuchando, sólo tuvo palabras para el pueblo y el Gobierno de Sudán del Sur, por la "merecida" admisión de su país en la ONU como miembro de pleno derecho. En Sudán del Sur, aquel día, festejaron con banderas de Israel, no de Palestina. Por alguna razón sería.

El siguiente objeto del interés de Netanyahu fue la afición, esa Asamblea General tan encantada de haberse conocido, a pesar de tener un pedigrí democrático y liberal que haría palidecer a un perro mil leches. El primer ministro de Israel afeó a la Asamblea estupenda su infame Resolución 3379, que consideraba al sionismo una forma de racismo y equiparaba a Israel con la Sudáfrica del apartheid –palabro que volvió a infligir Abbás al Estado judío en su discurso mentiroso, donde en cambio nada dijo de sus planes para erigir una Palestina Judenrein, como Judenrein son ya Gaza, Jordania y Arabia Saudí–; su rechazo al primer plan de paz árabe-israelí, los Acuerdos de Camp David firmados por Anuar Sadat –asesinado por ello por los suyos– y Menahem Begin; su contrastadísima israelofobia ("Veintiuna de las 27 resoluciones de la Asamblea General condenan a Israel, la única democracia auténtica del Medio Oriente") y el abominable doble rasero onusino:

Esto es el teatro del absurdo. No sólo se asigna a Israel el papel de villano; es que a los auténticos villanos se les confiere roles protagónicos: la Libia de Gadafi presidió la Comisión de Derechos Humanos, y el Irak de Sadam encabezó el Comité de Desarme.

Puede que ustedes digan: eso es cosa del pasado. Pero veamos qué está pasando ahora mismo, hoy. Pues que el Líbano controlado por Hezbolá preside el Consejo de Seguridad. Lo cual significa, en efecto, que una organización terrorista preside el organismo encargado de velar por la seguridad mundial.

Fue poco después cuando dijo aquello que no parece se le pasara siquiera por la cabeza a su homólogo Abbás:

He venido aquí no para cosechar aplausos. He venido aquí para decir la verdad.

(¿"Homólogo"? Benjamin Netanyahu es el primer ministro de Israel, así que su semejante sería en todo caso Salam Fayad, que no está lo que se dice entusiasmado con el plan unilateralista de Abbás. Éste, por su parte, desde 2007 no puede pisar Gaza, tomada por los golpistas de Hamás, y desde 2009 es presidente de la Autoridad Nacional Palestina sin mandato alguno: por lo visto, le da pereza convocar elecciones. Así que no, no son homólogos. Ni por el forro).

Y como su objetivo era decir verdades, habló y no paró de la amenaza islamista y del riesgo de que, si no se hace frente a los ayatolás, la Primavera Árabe acabe derivando en el Invierno Iraní.

Eso sería una tragedia. Millones de árabes han tomado las calles para reemplazar la tiranía por la libertad, y nadie podría obtener más provecho que Israel si quienes están comprometidos con la libertad y la paz acabaran prevaleciendo.

Del futuro promisorio, conjugado en condicional, hubo de pasar al presente, bronco y peligroso, repleto de desafíos. Sobre todo para su país:

El islam millitante se ha hecho con el Líbano y Gaza, y está determinado a echar abajo los tratados de paz suscritos entre Israel y Egipto y entre Israel y Jordania. Está emponzoñando la mente de muchos árabes contra los judíos y contra Israel, contra América y contra Occidente. Y rechaza no sólo las políticas, sino la mera existencia de Israel.

¿Moraleja? Que para el Estado judío la seguridad sigue siendo crucial, no en vano está en juego su supervivencia.

Llegados a este punto, Netanyahu cargó, con firmeza e ironía, contra los aconsejaores carraca que piden siempre a Israel que haga ofertas tan generosas que los capos palestinos no puedan rechazarlas. Lo malo, lo pésimo es que las rechazan siempre, recordó el mandatario israelí. Por eso se les conoce como los tipos que jamás aprovechan una buena oportunidad. ¿Sirvió para algo la generosísima oferta de Barak en 2000? Sí, para que el sanguinario Arafat desatara la Segunda Intifada. ¿Sirvió para algo la retirada israelí de Gaza? Sí, para que la Franja se convirtiera en Hamastán ("El satélite de Irán expulsó a la Autoridad Palestina enseguida. La Autoridad Palestina se vino abajo en un día; en un solo día"). ¿Sirvió para algo la retirada israelí del Líbano? Sí, para que Hezbolá reforzara su dominio sobre el País del Cedro y se convirtiera en referente para numerosos liberticidas del Medio Oriente. ¿Sirvió para algo la oferta de Ehud Olmert en 2008, "aun más amplia" que la de Barak? Sí, para que Abbás diera la callada por respuesta.

Israel está preparada para tener un Estado palestino en la Margen Occidental, no una nueva Gaza. Y por eso es por lo que necesitamos llegar a auténticos acuerdos de seguridad, que los palestinos simplemente rehúsan negociar.

Tampoco aquí vibraron los corazones de Jiménez & Co.

Israel recuerda las amargas lecciones de Gaza. Muchos de los críticos de Israel las ignoran. Irresponsablemente, le aconsejan que vuelva a transitar ese peligroso camino. Atiendes a lo que esa gente dice y es como si nada hubiera ocurrido; repite los mismos consejos, las mismas fórmulas como si nada hubiera ocurrido.

Netanyahu prosiguió poniendo ejemplos bien gráficos de lo determinante que es para Israel el disponer de "profundidad estratégica" en términos territoriales ("Exactamente por eso la Resolución 242 del Consejo de Seguridad no exige a Israel que se retire de todos los territorios que capturó en la Guerra de los Seis Días"; que capturó a los ocupantes Egipto y Jordania, no a la inexistente Palestina, conviene aclarar, ya que nadie lo hace), y hasta dando lecciones de geopolítica e historia a Abbás, sobre qué se puede hacer cuando uno tiene voluntad de ir de la mano de su otrora enemigo, como hicieron Estados Unidos y Japón (y Alemania) después de la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces que insistió: primero hay que firmar un acuerdo de paz y después, y sólo después, poner en pie el Estado palestino. (¿Pero no están haciendo los palestinos lo mismo que hicieron los israelíes en el 48? No, no están. Atiendan a este extraordinario artículo de Efraim Karsh).

Los palestinos deben firmar la paz con Israel, y entonces tendrán su Estado. Pero además quiero decirles otra cosa: cuando ese acuerdo se firme, Israel no será el último país en saludar a Palestina como nuevo miembro de la ONU. Será el primero.

Netanyahu no aprovechó el momento propicio –aquí sí cosechó aplausos– para recogerse y devolver palmaditas. Sino que siguió hablando, porque aún le quedaban verdades que exponer: el cautiverio inhumano del soldado Guilad Shalit a manos de la organización terrorista Hamás ("Todas y cada una de las naciones aquí representadas deberían exigir su inmediata liberación. Si ustedes quieren... si ustedes quieren aprobar hoy una resolución sobre el Medio Oriente, debe ser ésta"), el trato que da Israel a sus minorías frente a lo que pasa y –si no se le pone remedio– pasará en los Territorios ("El Estado judío de Israel siempre protegerá los derechos de todas sus minorías, incluidos los de sus ciudadanos árabes, que son más de un millón. Me gustaría poder decir lo mismo del futuro Estado palestino, pero funcionarios palestinos dejaron claro el otro día [...] que no permitirán que haya judíos en él. Será un Estado libre de judíos, Judenrein. Eso es limpieza étnica. Hoy en día hay leyes en Ramala que castigan con la muerte el vender tierras a judíos. Eso es racismo. Y ustedes saben a qué legislación evoca") o la letal ambigüedad de Abbás en asuntos donde la claridad es imprescindible ("El presidente Abbás [...] ha dicho que el núcleo del conflicto son los asentamientos. Qué extraño. Nuestro conflicto crepita desde casi medio siglo antes de que hubiera un solo asentamiento israelí en la Margen Occidental. Así que, si lo que dice el presidente Abbás es cierto, entonces... me pregunto si cuando habla de "asentamientos" se refiere a Tel Aviv, Haifa, Jaffa, Beersheva. Quizá fue eso lo que quiso decir cuando el otro día afirmó que Israel llevaba 63 años ocupando Palestina. No dijo desde 1967, sino desde 1948").

En el cierre, y ya con la misión cumplida, el halcón Netanyahu se convirtió en alba paloma e incluso se dejó atrapar en las redes de la cursilería; para que luego digan que no está dispuesto a hacer concesiones dolorosas.

Hay un viejo dicho árabe que dice que no puedes aplaudir con una sola mano. Es un dicho igualmente cierto para la consecución de una paz verdadera. No puedo hacer la paz sin usted. Presidente Abbás: tiendo mi mano, la mano de Israel, en son de paz. Espero que usted la tome. Los dos somos hijos de Abraham. Mi pueblo lo llama Avraham. Su pueblo lo llama Ibrahim. Compartimos el mismo patriarca. Habitamos la misma tierra. Nuestros destinos están entrelazados. Permitamos que se haga realidad el sueño de Isaías: "La gente que camina en la oscuridad verá una gran luz". Permitamos que esa luz sea la luz de la paz.


Autor: Mario Noya jefe de Suplementos de LIBERTAD DIGITAL
Fuente:Libertad Digital

Enlaces:
-Discurso de Mahmud Abbás

-A Benjamin Netanyahu le aplaudieron mucho menos

-Ministrini
-El muy nazi muftí de Jerusalén, Haj Amín el Huseini
-Recep Tayyip Erdogan
-Festejaron con banderas de Israel
-Resolución 3379
-Palestina Judenrein
-No está lo que se dice entusiasmado
-Resolución 242
-Este extraordinario artículo de Efraim Karsh

lunes, 26 de septiembre de 2011

Israelstina





Si alguien quisiera entender de verdad por qué no es posible un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos, sólo tendría que molestarse en escuchar o leer la transcripción del discurso de Mahamud Abas ante la Asamblea General de la ONU, la semana pasada. Toda una auténtica exposición de la mitología palestina, no sólo irreconciliable con la realidad, sino con cualquier esperanza de futuro.

Para empezar, Abas refirió a Israel como un país ocupante, invasor. Bueno, al fin y al cabo hay mucha gente que también lo piensa. Pero lo malo de las palabras del presidente palestino es que se referían a 63 años de ocupación, esto es, a la creación del Estado de Israel en 1948, no a la supuesta ocupación de Gaza y Cisjordania tras la guerra de 1967. No es baladí: mientras que el resto del mundo habla, en consonancia con las resoluciones de las ONU, de fijar los términos de un compromiso para la retirada israelí de los territorios (ya solo de lo que se decida de Cisjordania, habida cuenta de la salida unilateral de Gaza en 2005), Abas está argumentando no sobre lo que es suelo en manos de la Autoridad Palestina, sino también sobre el territorio que la ONU dejó para Israel. Y eso, por lo que lleva de destrucción del Estado judío, es totalmente inaceptable. No aspira a la paz, sino a la aniquilación de Israel.

En segundo lugar, Abas se explayó con las denuncias de Israel como un régimen de "appartheid". Tal vez porque sólo ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo. Así, mientras que en Israel los ciudadanos de origen árabe cuentan con representación parlamentaria propia y ocupan altos puestos de la administración del estado, oficiales de la Autoridad Palestina, incluido Abas, no se cansan de repetir que en su Estado no tienen cabida los judíos. Claro, eso no es "apartheid", sino limpieza étnica pura y dura. Y a pesar de que hizo mención de los cristianos, la realidad sobre el terreno le acompaña poco. Que se lo digan, por ejemplo, a los católicos de Belén, hostigados por sus acólitos hasta verse reducidos al mínimo.

Y el apoteosis de la orgía de mentiras del líder palestino tuvo su culmen cuando afirmó que "los palestinos solo van armados con su esperanza". Que pregunten a los vecinos de Sderot, por ejemplo, donde han caído ya 300 cohetes en lo que va de año a pesar de la supuesta tregua de Hamas. ¿O es que acaso Abas no considera palestinos a los habitantes de Gaza por el mero hecho de que no acepten su autoridad?

Hubo muchas más "lindezas". Sobre el desarrollo económico, sobre libertades, sobre movimientos... Todas tan distorsionadas y falsas como las anteriores. Tal vez sea por eso que una aplastante mayoría de residentes palestinos en Jerusalén Este quieren un Estado palestino, pero prefieren seguir bajo la autoridad israelí. Porque saben muy bien lo que les espera: menos libertad, menos prosperidad y menos seguridad. Lo dice una encuesta de comienzos de mes realizada por los propios palestinos.

Pero el problema de fondo sigue ahí: hoy, como en 1947, todavía los dirigentes palestinos se niegan a aceptar mentalmente lo que es inevitable en la práctica y por derecho, a saber, que Israel cuenta con toda la legitimidad para existir donde está.

Ese es el problema de por qué no ha habido ya un acuerdo de paz. Mientras no lleguen a la ONU con un discurso distinto y acepten la mano tendida de Israel para alcanzar un acuerdo mutuamente satisfactorio, tampoco será posible en el futuro. De seguir a Abas, lo único que cabe esperar es que se nombre presidente de Israelstina. En su mente solo cabe un estado dominado por él y los suyos donde los judíos acepten ser ciudadanos de segunda y en minoría o se marchen al exilio. Ese es el espíritu de su discurso. Porque es lo que les dice a los suyos.

Autor: GEES www.gees.org
Fuente: www.libertaddigital.com

jueves, 22 de septiembre de 2011

¿Un estado palestino? No cuente con ello







Si la autoridad palestina deseara sinceramente el reconocimiento internacional como estado soberano, Mahmoud Abbás no habría venido a Nueva York esta semana a solicitar el ingreso en la Asamblea General de las Naciones Unidas. No tendría ninguna necesidad, dado que Palestina lleva ocupando desde hace tiempo su asiento en las Naciones Unidas.

Después de todo, si el estado palestino fuera el verdadero objetivo de Abbás, lo habría podido lograr para su pueblo hace tres años. En el año 2008, el entonces Primer Ministro israelí Ehud Olmert propuso la creación de un estado palestino soberano en un territorio equivalente (después de los intercambios territoriales) al 100% de Cisjordania y Gaza con servidumbre de paso entre las dos porciones de tierra además de una capital en el barrio árabe de Jerusalén. Pese a ello Abbás rechazó la oferta israelí. Y desde entonces se ha negado incluso a mantener negociaciones.

"Es nuestro derecho legítimo exigir el ingreso formal del estado de Palestina en las Naciones Unidas", anunciaba Abbás en Ramala el pasado viernes, "para poner fin a una injusticia histórica logrando la libertad y la independencia, como los demás pueblos del planeta".


Pero durante la mayor parte del siglo, cuando se les ha presentado la oportunidad de construir un estado propio los árabes de Palestina han dicho siempre que no. Dijeron que no en el año 1937, cuando el gobierno británico, que por entonces gobernaba Palestina, propuso dividir el territorio en estados árabe y judío independientes. Los líderes árabes volvieron a decir que no en 1947, eligiendo ir a la guerra en lugar de aceptar la decisión de las Naciones Unidas de dividir Palestina entre sus poblaciones judía y árabe. Cuando Israel ofreció en el año 1967 renunciar a los territorios que había logrado a cambio de la paz con sus vecinos, la respuesta oficial del mundo árabe, manifestada en una cumbre celebrada en Jartoum, no fue única, sino triple: "Nada de paz con Israel, nada de negociaciones con Israel, nada de reconocimiento de Israel".

En Camp David en el año 2000, el primer ministro de Israel, Ehud Barak, ofreció a los palestinos un estado soberano que compartiría el control de Jerusalén e incluiría miles de millones de dólares en compensaciones a los refugiados palestinos. Yasser Arafat rechazó la oferta, y reinició la mortal guerra terrorista conocida como Segunda Intifada.

Hay muchos pueblos apátridas en este mundo que desean un país propio, grupos étnicos muchos de ellos con siglos de historia y lenguaje y cultura característicos. Para los kurdos y los tamiles y los tibetanos –cuya búsqueda infructuosa de una nación-estado es ignorada por el mundo– debe ser demencial contemplar a la comunidad internacional devanarse los sesos en su afán de proclamar, una y otra vez, la necesidad de un estado palestino. Y tienen que estar desconcertados con la constante negativa de los palestinos a dar un sí por respuesta.

No obstante, no hay ningún misterio. La raison d'être del movimiento palestino nunca ha sido la creación y la construcción de una patria palestina. Siempre ha sido la negación de una patria judía soberana. Ésa es la razón de que nunca hayan fructificado las propuestas bienintencionadas de "una solución de dos estados", con independencia de lo seriamente que las propusieran presidentes estadounidenses o secretarios generales de las Naciones Unidas. Ésa es la razón de que los estatutos no sólo de Hamás sino del supuestamente moderado partido Fatáh de Abbás sigan instando a "la lucha armada" hasta que "el estado sionista sea demolido". Y ésa es la razón de que Abbás y el resto de líderes palestinos insistan en que el estado palestino sea explícitamente árabe y musulmán, pero negándose inflexiblemente a reconocer que Israel es el estado judío legítimo.

"El nacionalismo palestino", dijo Edward Said en una entrevista en el año 1999, "se basa en expulsar a todos los israelíes". Por desgracia, se sigue basando en lo mismo.

La pasada semana, para dar el pistoletazo de salida a la campaña que pretende su reconocimiento como estado en las Naciones Unidas, la Autoridad Palestina protagonizaba una marcha publicitada a bombo y platillo hasta las oficinas de las Naciones Unidas en Ramala, donde entregaron un escrito destinado al Secretario General Ban Ki Moon. Los funcionarios eligieron a Latifa Abú Hmeid para encabezar la manifestación y entregar el escrito. "Fue elegida", informaba el diario palestino Al-Ayam, "porque es el símbolo del sufrimiento palestino como resultado de la ocupación".

Lo que omitió el periódico es que Abú Hmeid es la madre de cuatro asesinos, que cumplen un total de dieciocho cadenas perpetuas por su implicación en múltiples atentados terroristas. Según el colectivo Palestinian Media Watch, no es la primera vez que Abú Hmeid ha sido oficialmente distinguida. El año pasado, la Autoridad Palestina le concedía el Galardón de la Determinación y la Generosidad y un ministro en el gobierno elogiaba públicamente sus virtudes: "Ella es quien dio a luz a los luchadores, y merece que le guardemos respeto y honores".


Esta es la atroz y sangrienta cultura que los líderes palestinos quieren que las Naciones Unidas declaren como estado de pleno derecho. Lo que asombra no es que hagan la petición, sino que haya gente que crea que debería concedérsela.




Jeff Jacoby, columnista del Boston Globe. Sus artículos pueden consultarse en su página web.



Autor: Jeff Jacoby
Fuente: Libertad Digital

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martes, 20 de septiembre de 2011

Peace is simply...to recognize the existence of a Jewish state

Palestinian Children Receive Cancer Treatment in Israel





Thousands of Palestinians receive medical treatment in Israel on a yearly basis.

Israeli officials such as Dalia Bassa, Civil Administration health coordinator, work to ensure that patients with serious illnesses receive comprehensive treatment and care. Efforts to improve the emotional well-being of these patients involve taking children undergoing cancer treatment and their families out for day trips outside of the hospital.

•There are currently 180 pediatric cancer patients from Judea and Samaria in Hadassah Hospital, of which 50 have received bone-marrow transplants.
•This weekend, a group of Palestinian children receiving cancer treatment at Hadassah Hospital and their families visited the Ramat Gan Safari, Jaffa beachfront and Holon bowling alley.
•The trip was made possible thanks to a coordinated effort by the Israeli Civil Administration, the Israel Cancer Association and volunteers from the ‘Encouragment From Ido’ charity for pediatric cancer patients in Jerusalem.

Meet Lagine Abu El Hayad of Bethlehem
Lagine Abu El Hayad of Bethlehem underwent a successful bone marrow transplant at Hadassah Hospital. The Israeli Civil Administration made a significant financial contribution that went toward finding a bone marrow donor for Lagine, as well as her surgery, post-operation treatment and medication.

Autor: IDFSpokeperson
Source:
IDFSpokeperson

No conditions, no taboos - Let's just sit down and talk

sábado, 17 de septiembre de 2011

Mito y Hecho en relación a la declaración palestina ante la ONU





MITO:
"Una Declaración Unilateral de Independencia es la única avenida palestina para hacer avanzar el proceso de Paz".

HECHO:

El Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, está listo para desafiar los deseos de Israel, Estados Unidos y muchas naciones europeas, cuando presente una solicitud a la ONU para reconocer un Estado de Palestina. Abbas sostiene que la intransigencia de Israel en la mesa de negociaciones, no les ha dejado a los palestinos otra opción que la acción unilateral para hacer avanzar el proceso de paz592. En realidad, son los palestinos los que se han negado, incluso, a sentarse a negociar con Israel. A pesar de las reiteradas invitaciones de Israel, y el estímulo de la administración Obama, Abbas ha boicoteado las negociaciones durante dos años.

En lugar de discutir los temas cruciales de fronteras, asentamientos, refugiados y Jerusalem, Abbas ha optado por perseguir una Declaración Unilateral de Independencia (UDI) en un esfuerzo por lograr el reconocimiento internacional para sus intransigentes posiciones sobre estos temas. Una votación en la ONU, sin embargo, no proporcionará independencia a los palestinos, sólo será una victoria simbólica. Como resultado, Israel no se retirará de ningún territorio, no reconocerá a "Palestina" y no cambiará su apoyo a una solución de dos estados, basada en fronteras acordadas y arreglos de seguridad.

Desde 1974, la Organización para la Liberación de Palestina ha mantenido el estatus de observador en la ONU y Abbas, ahora, está buscando los privilegios de un estado independiente. Los palestinos esperan que, al menos, 150 de los 192 miembros de la ONU respalden su pedido de condición de estado, pero Estados Unidos ya ha prometido vetar cualquier resolución que se presente ante el Consejo de Seguridad593. Sin la aprobación del Consejo de Seguridad, la Asamblea General sólo puede cambiar el estatus de la OLP, ya que no tiene el poder para declarar el establecimiento de un estado o para admitir a un miembro de la ONU. No obstante, una votación de la Asamblea General daría reconocimiento internacional a un estado palestino fantasma.

Aunque es poco probable que le importe a la Asamblea General, que tiene una mayoría automática para cualquier iniciativa pro palestina, los palestinos aún no tienen todas las características de un estado. De acuerdo con la Convención de Montevideo de 1933, los cuatro requisitos para un estado son una población permanente, un territorio definido, un gobierno efectivo sobre la población, y la capacidad de entrar en relaciones con otros estados.

Como Steven Rosen, de Middle East Forum, observó, "la Asamblea General creará un estado imaginario, que tiene dos presidentes incompatibles, dos primeros ministros rivales, una constitución en la que la mayoría de las disposiciones centrales son violados por ambas partes, una legislatura sin funcionar, ninguna capacidad para celebrar elecciones, una población que no está, en su mayoría, bajo su control, fronteras que anexarían territorios bajo control de otros poderes, y ningún camino claro para resolver alguno de estos conflictos594".

La Autoridad Palestina es incapaz de sostenerse financieramente, depende casi totalmente de la ayuda extranjera. Por último, el "estado" está dividido entre la Margen Occidental y la Franja de Gaza, ésta última fuera del control de Abbas. Hamas gobierna Gaza independientemente, se opone a la UDI, así como también a cualquier paz con Israel, y sigue involucrado en el terrorismo. Un voto a favor de la UDI, respaldaría al gobierno de Hamas y crearía un estado miembro de la ONU cuyo objetivo es la destrucción de otro miembro.

Al ir a la ONU para eludir las negociaciones, los palestinos socavarán el proceso de paz al violar acuerdos internacionales, alejando a la opinión pública israelí y dándole al pueblo palestino la falsa esperanza de que su vida cambiará. Muchos palestinos, incluyendo al Primer Ministro Salam Fayyad, reconocen que este curso es irresponsable, y puede amenazar algunos de sus intereses y, por lo tanto, se oponen a la UDI595.

La aprobación por la ONU de una declaración unilateral de independencia tiene, potencialmente, graves consecuencias perjudiciales para los palestinos. Israel se sentirá justificado, por ejemplo, para tomar sus propias medidas unilaterales. Los Acuerdos de Oslo, también, podrían ser declarados nulos e Israel podría dejar de cumplir sus disposiciones, tales como suministrar agua a la Autoridad Palestina (que ya no existirá) o reconocer el control palestino sobre ciertas zonas de la Margen Occidental. Al declarar la "independencia" la AP amenazaría la cooperación bilateral con Israel en más de 40 ámbitos de actividad, incluyendo colaboración de seguridad, fortalecimiento institucional y apoyo económico 596.


Además, la UDI pondría en peligro la ayuda económica de Estados Unidos, que tiene legalmente prohibido financiar organizaciones terroristas, y Hamas gobernaría, entonces, por lo menos parte de la fantasma Palestina. El Cónsul General de EE.UU. en Jerusalem, Daniel Rubenstein, le dijo a la AP que el Congreso está dispuesto a "tomar medidas punitivas para cortar la ayuda" si la UDI es impulsada hacia adelante 597.

Además, la UDI creará expectativas entre el pueblo palestino de que serán independientes, que la participación de Israel en sus vidas terminará, que los asentamientos desaparecerán y que tendrán una capital en Jerusalem. Cuando nada de esto haya sucedido, el público podría volcarse contra sus dirigentes o, más probablemente, ventilar su frustración contra Israel. Como Jefe del Parlamento de la UE, Jerry Buzek, advirtió, "las acciones unilaterales pueden llegar a ser muy peligrosas 598".

Una UDI contravendría casi todas las resoluciones y acuerdos internacionales destinados a lograr la paz entre israelíes y palestinos. Los Acuerdos de Oslo, la Hoja de Ruta y las resoluciones 242, 338 y 1850 del Consejo de Seguridad, todos estipulan que el único camino para una paz sustentable es a través de negociaciones. La Secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, reprendió al liderazgo palestino en relación a la táctica de la UDI, diciendo que "no hay ningún sustituto para la discusión cara a cara".

En un momento en que gran parte de Medio Oriente está en llamas o hirviendo a fuego lento, los palestinos parecen decididos a arrojar una lata de gasolina en la mezcla. Estados Unidos e Israel están tratando de hacer todo lo posible para disuadirlos de su política incendiaria y para que reinicien las negociaciones de paz, pero Abbas podría no ser disuadido demostrando, una vez más, que los palestinos nunca pierden una oportunidad de perder una oportunidad.

592 Khaled Abu Toameh, "Abbas: La ‘intransigencia’ de Israel nos fuerza hacia la ONU", The Jerusalem Post, (7 de septiembre de 2011).
593 AFP, "la UE podría redactar su propio proyecto de resolución sobre el pedido palestino en la ONU", Yahoo News, (3 de septiembre de 2011).
594 Steven Rosen, "El Estado Imaginario de los Palestinos", Política Exterior, (3 de agosto de 2011).
595 Larry Grossman, "Informe de AJC: Los Peligros de la UDI", The American Jewish Congress, (septiembre de 2011).
596 Irwin Cotler, "El tiempo no es el adecuado para el pedido de condición de estado", The Montreal Gazette, (8 de septiembre de 2011).
597 DPA, "EE.UU.: Vamos a suspender la ayuda a los palestinos si avanza el pedido a la ONU", Haaretz, (26 de agosto de 2011).
598 Personal de Associated Press, "UE: La votación de un estado palestino podría ser 'peligrosa'", Cnsnews.com, (14 de junio de 2011).


Fuente:
Jewishvirtuallibrary.org



Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

martes, 6 de septiembre de 2011