Según me relató un amigo que ocupaba un alto cargo en la sección de Educación del Ejército de Israel, en 1954 se decidió llevar a cabo una encuesta de conocimientos generales entre los nuevos reclutas. Las preguntas versaban sobre la Revolución Francesa, el Palmaj y el Nili. Curiosamente, sobre la Revolución Francesa demostraron amplios conocimientos; sobre el Palmaj, a sólo seis años de haber sido desbandado poseían información escasa e incompleta; y sobre el Nili, casi nada. Muchos de ellos dijeron que sólo les recordaba un lindo y difundido nombre de mujer.
Y, sin embargo, en la historia del “Nili”, una organización de espionaje pro británica establecida en Zijron Iaacov en 1915, existen todos los elementos por los cuales la realidad sobrepasa a la imaginación y tema para una jugosa novela, como lo prueba el que sobre ella se hayan escrito decenas de artículos y libros. Hay en ella misterio, espionaje, pasión, infidelidad, amores secretos, y desenlaces dramáticos inesperados.
La organización que tomó su nombre del libro de Samuel I, cap.15, vers.19, “Netzaj Israel lo Ishaker” (la gloria de Israel no será falsa), fue establecida por la familia Aaronson y dirigida por Aarón Aaronson, botánico de reconocida fama internacional (fue el descubridor del trigo silvestre del cual se desarrollaron posteriormente todas las especies conocidas) y fundador de la Granja Agrícola Experimental en Zijron Iaacov, una de las primeras colonias establecidas por el barón Edmond de Rothschild.
La red incluía personajes muy conocidos del ishuv, como sus hermanas Sara y Rivka, Abshalom Feinberg, Iosef Lishansky, el doctor Moshé Neuman y el poeta Neemán Belkind.
Durante la Primera Guerra Mundial, en la que Palestina se hallaba bajo el dominio del Imperio Otomano, que se había aliado a los alemanes, Aaronson y todos los miembros de la red estaban convencidos de que solamente una victoria británica en esa guerra conduciría al establecimiento de un Estado Judío y que los judíos tenían que hacer lo posible para recibir el reconocimiento inglés.
Cuando en 1916, debido a la guerra, se habían cerrado las fronteras de Palestina, Aaronson, aprovechando su renombre internacional, consiguió permiso para viajar de Zijrón Iaacov a Estambul y de ahí secretamente a Londres, donde tuvo que superar un antisemitismo hostil bastante divulgado para convencer a los británicos de sus intenciones. Una vez logrado el acercamiento, Aaronson propuso a los británicos los Servicios de Inteligencia del “Nili”.
Era obvio que Inglaterra necesitaba el tipo de información que la red les podría proporcionar, después de haber sido derrotados dos veces en su intento de desembarcar en Gaza. Carecían de mapas adecuados y desconocían las condiciones del terreno y lar reservas de pozos de agua de Palestina, pero sobre todo carecían de información sobre los planes de batalla de la alianza turco-alemana. “Nili” se propuso proveerles de la información requerida y lo logró.
No hay suficiente divulgación
La historia de la familia Aaronson y de la red “Nili” no fueron especialmente divulgados y estudiados en Israel, debido a componentes ideológicos: la familia Aaronson, de posición económica bastante desahogada (como se evidencia en su casa, hoy museo en su honor), no era vista con buenos ojos por los empobrecidos agricultores de las colonias del barón Rothschild, sobre todo los de Zijrón Iaacov.
Sus oponentes, entre ellos el “Hashomer”, el primer grupo judío de autodefensa que posteriormente se convirtió en el establecimiento sionista oficial, temían que las actividades de la red, de ser descubiertas, pondrían en peligro al ishuv mismo, como había sido el caso de los armenios asesinados en forma masiva por los turcos. Además, Aaronson insistía en utilizar trabajadores árabes en la agricultura, en completa contraposición con la idea del renacimiento socialista, que pugnaba por volver a la tierra con trabajo netamente hebreo.
La forma de operar consistía en que un barco británico se acercaba clandestinamente a las costas de Atlit, donde se les entregaba el material, recibiendo a cambio dinero y comida. Si el barco llegaba de noche se utilizaba una luz, pero si era de día colgaban la ropa en lo alto de la casa: si la ropa era oscura significaba peligro; si era blanca, podían acercarse.
El dinero recibido se empleaba en alimentar a los refugiados judíos que habían llegado a las colonias del norte del país expulsados de Tel Aviv por los turcos por sus supuestas simpatías con los británicos. Las actividades de “Nili” sobrepasaron todas las expectativas: sus miembros lograron colarse en el ejército turco proporcionándoles comida y servicios médicos, lo cual les permitió seguir de cerca el movimiento de las tropas turcas y alemanas, y proveer al cuartel general de Inteligencia británico en El Cairo con información continua.
Fueron Sara Aaronson y Iosef Lishansky los culpables del descubrimiento de la red: sin darse cuenta pagaron en el mercado de Ramle con dinero inglés, lo cual atrajo las sospechas de un oficial alemán que circulaba por la zona.
Pero la historia de la red no es sólo de espionaje, sino también una delicada trama romántica. Otro miembro prominente de la red, Abshalom Fainberg, sostenía un ardiente romance con Sara Aaronson, quien estaba casada con un judío de origen turco. Pero Feinberg sostenía asimismo un romance con la hermana de Sara, Rivka, quien estaba profundamente enamorada de él. Por su parte, parece ser que Iosef Lishansky, enamorado de Sara Aaronson, le compuso una famosa canción que se canta en Israel hasta el día de hoy: “Mil besos para ti, amada mía”.
Sara fue arrestada y torturada; ante su silencio, se decidió trasladarla a Damasco donde tendría lugar su juicio. Sara pidió permiso para lavarse y cambiarse antes del viaje. En su casa, los soldados turcos que la custodiaban oyeron un tiro: camino al baño sacó Sara un revólver de un escondite secreto, y ante el temor de que durante las torturas del futuro proceso pudiese divulgar secretos, optó por suicidarse.
Al conocer Feinberg el arresto de Sara, se propuso llegar a las líneas inglesas cruzando a pie el desierto de Sinaí. Nunca llegó y durante mucho tiempo no se conoció su destino.
El fin de la red
En 1967, tras la Guerra de los Seis Días, y la conquista israelí del desierto de Sinaí, se lanzó una expedición en busca de los restos de Feinberg. ¡Sucedió lo increíble! En la zona sur cerca de Rafíah encontraron una palmera a la que los beduinos de la zona denominaban “tamar- el yahud” (la palmera del judío). Al excavar, encontraron los huesos de Abshalom. Este se había provisto de una buena dotación de dátiles para el largo trayecto; al ser asesinado y enterrado por los beduinos, de los huesos de los dátiles que aún traía en el bolsillo había germinado y crecido una bella palmera que permitió localizarlo y enterrarlo posteriormente en Israel.
Al visitar la casa-museo magníficamente conservada, la historia recobra vida: los bellos y delicados muebles con incrustaciones damasquinas, la biblioteca que contiene más de 26.000 volúmenes, el lugar de “cache” o almacenamiento de armas y la puerta secreta por la cual podían salir sin ser vistos a través de un túnel subterráneo.
En el salón, un papel tapiz cubre la puerta del nicho secreto donde se encontraba el revólver con el que Sara se suicidó al ir a bañarse. Sus ropas están colgadas de un gancho, tal cual quedaron en octubre de 1917. La muerte de Sara inició el fin de la red. Lishansky y Belkind fueron ahorcados en Damasco en diciembre de 1917. De los más de 100 prisioneros del “Nili”, incluyendo varios miembros de la “Haganá”, 40 murieron de “causas naturales” en las cárceles turcas, y el resto fue liberado por los británicos en octubre de 1918.
En 1917 Aarón Aaronson voló a Londres donde se unió al equipo del Dr. Jaim Weizman para trabajar en la Declaración Balfour, y no cabe duda que todos sus contactos influyeron en el texto final de dicha declaración. Algunos años después, Aarón Aaronson despareció en un vuelo al cruzar el Mediterráneo, sin que hasta la fecha se sepa a ciencia cierta si se trató de un accidente o de un intento deliberado por hacerlo desaparecer por saber demasiado.
A pesar de que la información proporcionada por los miembros de “Nili” no fue probablemente la única causa determinante de la victoria aliada en Palestina, puesto que los británicos contaban con una vasta red de servicios de Inteligencia, con fotografías aéreas, apuntes de campo, información recabada de miles de desertores y la posibilidad de descifrar los mensajes inalámbricos alemanes y turcos, su contribución fue sustancial y reconocida.
Documentos oficiales británicos y las cartas que quedaron del general Allenby, el triunfante conquistador de Palestina, confirman la importancia que la información proporcionada por la organización “Nili” tuvo para la victoria lograda por los ingleses. Es importante darles el lugar que definitivamente merecen en la historia de la creación del Estado.
Autor: Lic. Tzila Chelminsky
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