
Las palabras que van arriba en el título describen, aunque solo

Es una paradoja que El País se niega a mencionar a Jerusalén como capital de Israel, prefiriendo dar esa posición a Tel Aviv, cuando su corresponsal Muñoz vive en Jerusalén desde hace años, durante los cuales es probable que haya tenido oportunidad de enterarse de que la Knesset (el Parlamento israelí), la Casa del Presidente, los Ministerios del Gobierno y la Corte Suprema se encuentran todos en Jerusalén y no en Tel Aviv.
El humorista Pepe Fainberg (pinia-colada.blogspot.com), en una reciente caricatura, captura genialmente la malevolencia de Muñoz:
Un hombre leyendo un periódico le pregunta a su amigo "Los médicos israelíes se la pasaron operando sobrevivientes del terremoto en Haití.
¿Qué va a escribir ahora Muñoz, del diario El País, contra Israel?" "¡Ya sé!", contesta el otro, "Miembros de la entidad sionista tienen las manos ensangrentadas".
Hay quienes buscan un aspecto positivo aún en seres de una maldad sin límites. Por ejemplo, de Hitler esas buenas almas dicen, "Pero adoraba a su perro Blondi". Yo también deseo concluir este artículo con una mención positiva acerca de Juan Miguel Muñoz.
Aquí va: Reconozco que sus artículos tienen un mérito muy especial: el que los lee no necesita comprar eméticos en la farmacia.
Autor: David Mandel
Fuente: Mi Enfoque nº 307
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